Exorbitantes gastos de imagen personal de Verónica Alcocer, son asumidos con recursos del Estado
Verónica Alcocer se enfrenta a lluvia de críticas por sus excesivos gastos para cuidar su imagen personal. Se estima que fueron pagados más de mil millones de pesos con los recursos del Estado.
La esposa del presidente Gustavo Petro y primera dama de Colombia, Verónica Alcocer, vuelve a ser centro de la polémica, después de que se diera a conocer el pequeño per costoso grupo de colaboradores a su cargo que habrían recibido al menos mil millones de pesos con dineros del Estado, para asegurarse de que Alcocer luzca perfecta en todos sus eventos públicos.
La primera dama tendría contratados los servicios de vestuarista y maquillador privado. Además, tendría asesora personal, fotógrafo profesional y hasta masajista privado, los cuales fueron contratados por tres entidades públicas y son remunerados con honorarios que fluctúan entre los 10 y 30 millones de pesos mensuales.
Aunque todas las vinculaciones laborales tendrían como propósito aportar sus conocimientos a las entidades que los contrató, este personal tendría asignada la tarea de acompañar a Alcocer en actividades como carnavales, visitas internacionales y desplazamientos a comunidades remotas, con gastos cubiertos por el Estado.
Uno de los casos más destacados es el de la contratación del maquillador y vestuarista Fady Flórez, que recibió contratos a través de una cooperativa de trabajo asociado llamada Savi, y con el que se suponía debía velar por la imagen en los productos audiovisuales de la Presidencia que serían transmitidos por el canal público Rtvc.
Por lo tanto, después de que se conocieran las denuncias, varias personalidades políticas no tardaron en responder con fuertes señalamientos hacia la primera dama, quien estaría usando los recursos del Gobierno nacional a pesar de no ser una funcionaria pública. Tal fue el caso de la senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal, quien criticó a la esposa de Petro bajo la etiqueta ‘Derroche Petrista’ y asegurando que “la primera dama se da gusto”.
